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domingo, 2 de diciembre de 2012
Jamón, jamón
Los puntos buenos de esta película son la estética; bohemia y acertada, así como el ritmo de la historia y los símbolos de esta (las aceitunas, las perlas, el ajo, el jamón...). El ovillo amoroso se enreda y desenreda para dejar una historia en la que sus personajes, bolubles, sucumben a las pasiones tales como los celos, el amor, la mentira y la falacia de la posesión.
En la historia, a grandes rasgos, vemos a los hombres representados por el falso mito de la testosterona, incontrolables, mientras que a la mujer se la sigue presentando como un ser débil, supeditada al hombre (recordemos que la madre tuvo que ser prostituta para sacar adelante a sus hijas tras ser abandonada por su violento e inepto marido).Destaca el personaje de Silvia (Penélope Cruz), por su dulzura y bondad aunque su carácter inocente roza un poco la impotencia y lástima por el personaje.
La película está bien y sirve además como ilustradora de nuestras costumbres y productos autóctonos.
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